bastante frecuente, caracterizada por dolor persistente a nivel del codo y que

habitualmente esta relacionada al uso excesivo de esa articulación y los músculos

del antebrazo.

Aunque es mucho mas habitual en aquellas personas que practican deportes de

raqueta, se puede presentar en cualquier paciente, incluso en aquellos mas o

menos sedentarios. Algunos empleos resultan particularmente predisponentes

como los pintores, los plomeros, los mecánicos, los carpinteros, los

transportistas, los cocineros e incluso hasta los carniceros.

Un nombre mas descriptivo de este trastorno es el de epicondilitis lateral y se

refiere a la inflamación o, en algunos casos, un microdesgarro de los tendones que

unen los músculos del antebrazo en la parte externa del codo. Los músculos del

antebrazo y los tendones se dañan por el exceso de uso por la repetición de los

mismos movimientos una y otra vez. Esto provoca dolor y sensibilidad en la parte

externa del codo.

Es común que los síntomas del codo de tenista se presenten de manera gradual;

al principio el dolor es leve y tiende a incrementarse lentamente a través de las

semanas o meses. En la mayoria de los casos los pacientes no pueden referir

alguna lesión específica que se asocia al comienzo de los síntomas.

Los signos y síntomas frecuentes del codo de tenista se presentan con mas

frecuencia en el brazo dominante pero se pueden presentar en ambos e incluyen

los siguientes:

• ⁠Dolor o ardor en la parte externa del codo
• ⁠Poca fuerza de agarre
• ⁠Algunas veces, dolor por la noche

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producción del liquido sinovial causando su acumulación dentro del espacio de la

articulación limitado por una bolsa que se llama capsula. El líquido sinovial, también

conocido como líquido articular, es un líquido espeso que se encuentra en las

articulaciones y se encarga de lubricar el movimiento evitando la fricción entre las

superficies de los huesos que forman la articulación.

El derrame articular es una condición frecuente que afecta principalmente a la

articulación de la rodilla. Es habitual que los pacientes acuden al consultorio con un

cuadro de inicio abrupto de dolor, hinchazón y limitación de la movilidad. En muchas

ocasiones los síntomas llegan a ser francamente incapacitantes requiriendo atención

pronta por parte de un especialista.

Las causas del derrame pueden ser varias, por ejemplo el desgaste articular, la

actividad física excesiva, enfermedades como la gota y los traumatismos directos a la

articulación. Regularmente el tratamiento inmediato requiere de un procedimiento a

través del cual se punciona la rodilla para extraer el exceso de liquido lo que alivia de

manera rápida los síntomas. Es recomendable el estudio en el laboratorio del liquido

extraído para orientar el diagnostico de la causa subyacente la que hay que buscar

resolver siempre.

Es muy importante la valoración de un medico especialista en ortopedia para

descartar la presencia de enfermedades graves como tumores o infecciones, cuyo

retraso en el diagnostico puede traer graves complicaciones.

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en algunos casos puede irradiarse a las piernas. Es un motivo de consulta

ortopédica bastante frecuente, incluso se dice que hasta el 80% de la población

va a padecer al menos un evento de lumbalgia en algun momento de la vida. La

mayor parte de los casos se trata de un dolor de tipo mecánico y tiende a limitarse

pronto, en promedio hasta dos semanas y en general el 90% se resuelve en menos

de seis semanas. A pesar de ello, ante un paciente con lumbalgia, es conveniente

realizar un correcto interrogatorio y exploración física para descartar

enfermedades potencialmente graves que se pueden presentar en el 1% de estos

pacientes. Estas enfermedades podrían ser entre otras fracturas vertebrales,

tumores o metástasis, infecciones de los huesos o de los discos, complicaciones

neurológicas como síndrome de la cauda equina o estenosis del canal lumbar,

etc.

Es por ello que la mayoría de las guías clínicas hacen especial énfasis en los

llamados signos de alarma de la lumbalgia, también conocidos en inglés como

“red flags”.

• Dolor lumbar relacionado a algún traumatismo como caídas, golpes o accidentes.
• Cuadros de dolor lumbar en cualquier paciente arriba de 50 años de edad.
• ⁠ ⁠Dolor lumbar y presencia de fiebre.
• ⁠ ⁠Dolor que empeora por la noche.
• ⁠Uso prolongado de esteroides (cortisona)
• ⁠Historia personal o familiar de cáncer.
• Perdida de peso inexplicable.
• ⁠Dificultad para controlar esfínteres (Incontinencia urinaria o fecal).
• ⁠Perdida o disminución de la sensibilidad en el area alrededor de los genitales o las piernas.
• ⁠Disminución de la fuerza de las piernas.

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Los mas jóvenes pueden presentar este tipo de fracturas principalmente después de accidentes de alta energía como choques o caídas de altura.  

Sea cual sea el escenario en el que se presenten es importante entender que es una lesión severa que requiere de atención especializada lo antes posible con la finalidad de mejorar el pronostico, agilizar la recuperación del paciente y sobre todo evitar potenciales complicaciones que pudieran poner en riesgo la vida.  

La articulación de la cadera está formada por el extremo superior del fémur y parte del hueso de la pelvis. La mayoría de las fracturas se producen justo por debajo de la cabeza del fémur, ya sea en la región conocida como cuello o en las protuberancias óseas situadas justo por debajo de este que se llaman trocánteres. 

Las fracturas de cadera suelen ser muy dolorosas y generalmente provocan dolor en la ingle, aunque algunas veces se puede referir incluso hasta la región de los glúteos e incluso escurrirse hasta la rodilla. 

La mayoría de las ocasiones el paciente no puede caminar, ponerse en pie o mover su pierna, por lo que permanece acostado donde es evidente un acortamiento de la extremidad lesionada acompañada de una rotación hacia afuera. 

Por lo general es suficiente una radiografía simple para confirmar el diagnostico, aunque hay casos en los que la fractura es tan pequeña o los fragmentos están tan bien alineados que se requiere de estudios tan sofisticados como una tomografía o una resonancia, aunque eso raramente ocurre.  

El tratamiento de las fracturas de cadera regularmente requiere de cirugía. El tipo de cirugía ha realizar depende de las características de cada paciente así como del sitio y tipo de fractura. 

Existen placas y clavos especialmente diseñados para fijar este tipo de fracturas. En los pacientes mas jovenes se pueden poner unicamente tornillos especiales para fijar los fragmentos, mientras que en los de edad avanzada es frecuente la necesidad de realizar cirugías de reemplazo articular con prótesis de cadera parciales o totales.  

Es posible prevenir estas fracturas. Para reducir el riesgo de fractura de cadera debe reducirse el riesgo de osteoporosis y se deben evitar las caídas: 
Dieta. El consumo de calcio y vitamina D a lo largo de la vida adulta se asocia con un menor riesgo de desarrollar osteoporosis a edades avanzadas. 

Ejercicio. El ejercicio aumenta la cantidad de hueso y reduce el riesgo de caídas. Es remendable ejercitarse un mínimo de 30 minutos diarios, 3 veces a la semana.  

Tabaco. El tabaco favorece el desarrollo de osteoporosis, por lo que debe abandonarse. 

Medicamentos. Se debe evitar el uso prolongado de medicaciones que puedan reducir la cantidad de hueso, como los corticoides, la heparina y algunos antiepilépticos. Ademas es importante revisar con su medico la necesidad de usar aquellos medicamentos que le producen mareo o sueño. 

Prevención de caídas. Se deben de evitar aquellas circunstancias que puedan favorecer las caídas, puedes revisar en el siguiente link algunas recomendaciones para prevenir caidas…… 

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Una fractura de muñeca puede ocurrir por muchos mecanismos diferentes en personas de todas las edades. En los niños pueden ser por caídas durante actividades recreativas, en los jóvenes, suelen ocurrir en actividades deportivas o en accidentes de alta energía, como una caída desde una escalera o un accidente automovilístico. En las personas mayores, especialmente aquellas con osteoporosis, las fracturas del radio distal pueden ocurrir por una simple caída sobre la muñeca. 

Una muñeca rota generalmente causa hinchazón inmediata y dolor intenso, agudo que aumenta con la movilidad.  En muchos casos es muy evidente una deformidad en el sitio de la lesión. En fracturas muy graves, los nervios de la mano pueden verse afectados por la lesión, lo que provoca entumecimiento de los dedos.  

Regularmente el diagnostico es confirmado mediante radiografías simples aunque en ocasiones de requiere de una tomografía para evaluar la configuración de las fracturas con múltiples fragmentos o de una resonancia magnética para evaluar la situación de los ligamentos de la muñeca.  

El tratamiento de las fracturas de muñeca depende de las características de cada paciente así como la configuración de la fractura. En un numero considerable de los casos se pueden manejar de manera no quirúrgica mediante inmovilización con aparatos de yeso o fibra de vidrio. Para aquellos pacientes que requieren de cirugía existen varios dispositivos que permiten reconstruir las superficies articulares incluso como antes de la fractura.  

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Si otros tratamientos no ayudan y con un daño articular extenso, puede ser necesario optar por el tratamiento quirúrgico. La cirugía de reemplazo articular de rodilla también conocida como| artroplastia de rodilla o cirugía de prótesis de rodilla tiene como objetivo principal el alivio del dolor y la restauración de la funcionalidad de la extremidad afectada.

Los pacientes con reemplazo total de rodilla experimentan un alivio sustancial o completo del dolor una vez que se han recuperado del procedimiento.  La gran mayoría camina sin cojear y sin ayudas como bastones.  Es muy probable que conozcas a alguien con un reemplazo de rodilla que camine tan bien que ni siquiera sepas que se sometió a una cirugía.

A continuación hablaremos de los principales mitos alrededor de este procedimiento.

Mito 1: La tasa de éxito de la cirugía de reemplazo de rodilla es extremadamente baja.

Los pacientes intervenidos para un reemplazo de rodilla pueden realizar su vida diaria cómodamente y sin dolor.  La evidencia actual revela tasas de hasta el 95% de éxito, lo cual depende de la correcta selección del tipo de prótesis, el dominio del la técnica quirúrgica y el apego al manejo postoperatorio que tenga el paciente.

Mito 2: La cirugía de reemplazo de rodilla debe posponerse el mayor tiempo posible.

Retrasar la cirugía reduce la calidad de vida del paciente no sólo antes de la operación, sino incluso hasta dos años después de la misma, implica mayor deterioro de la articulación con el consecuente aumento del dolor y mayor perdida de la movilidad. Retrasar la atención puede resultar en una cirugía más complicada que pueda requerir de implantes mas complejos asi como una recuperacion mas prolongada.

Mito 3: La recuperación de la cirugía de reemplazo de rodilla lleva meses.

El tiempo de recuperación de cada paciente es único y depende de su estado de salud, la calidad del procedimiento y los cuidados postquirúrgicos.  Algunos pacientes se recuperan rápidamente después de una cirugía de reemplazo de rodilla y regresan gradualmente a sus rutinas en unas pocas semanas. La mayoría de los pacientes pueden comenzar a ejercitar la rodilla horas después de la cirugía e incluso caminar desde el primer día con ayuda de una andadera.

Mito 4 La prótesis se puede rechazar porque es un cuerpo extraño.

Las prótesis están hechas de aleaciones de metales muy sofisticadas que son inertes y por tanto no interactúan con los tejidos del cuerpo. Estas articulaciones son seguras para nuestro cuerpo y pueden permanecer allí indefinidamente sin efectos secundarios.

Mito 5: Después de la cirugía se limitará mi movilidad y mis actividades.

La mayoría de las personas que se someten a una cirugía de reemplazo total de rodilla experimentan una reducción espectacular del dolor de rodilla y una mejora significativa en la capacidad para realizar actividades comunes de la vida diaria.

Tan pronto termine el proceso de recuperación, podrá volver a realizar incluso algunas actividades deportivas que disfrutaba antes del reemplazo, tales como la natación, andar en bicicleta, practicar tenis, las caminatas, el baile y otros deportes de bajo impacto.

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Regularmente el dolor que se presenta en la cadera en el paciente adulto menor de 50 años fuera del contexto de un traumatismo es debido a algún problema estructural subyacente, como lo es un problema congénito del desarrollo de la cadera o un pinzamiento entre el fémur y el acetábulo por un sobrecrecimiento del hueso.

Otra causa común de dolor en la cadera en el paciente adulto joven, entre los treintas y los cuarentas, es la osteonecrosis de la cadera, una condición mas frecuente en varones en la que la circulación sanguínea de la cabeza del fémur se ve afectada condicionando la muerte del hueso que la forma. Las causas pueden ser muchas pero la mayoría se relacionan con incremento del espesor de la sangre, problemas con las grasas, uso de esteroides, enfermedades inflamatorias o incluso traumatismos. Este problema a diferencia de otros padecimientos puede tener un incio agudo, con dolor intenso en la cara anterior de la cadera y limitación franca para la movilidad y la marcha. Desafortunadamente en el 50% de los casos pueden estar afectadas ambas caderas.

Después de los 50 años es habitual encontrar datos degenerativos en la articulación de la cadera, esto se produce por la pérdida del cartílago que recubre los huesos que la forman. Es mas frecuente en mujeres y en paciente con obesidad o sobrepeso. El dolor se ve acompañado de rigidez y perdida de la flexibilidad. Es una enfermedad que va empeorando con los años.  

La valoración de los problemas de la cadera requiere de una exploración física detallada en la que se buscan problemas de la movilidad de la cadera, desencadenantes del dolor y alteraciones de la marcha. Los estudios de imagen resultan de mucha ayuda, por lo que casi siempre será necesario tomar radiografías simples y en algunas ocasiones estudios mas sofisticados como una tomografía axial computada o una resonancia magnética.

El tratamiento de los problemas de cadera en el adulto inicia con modificación de la actividad, reduciendo los ejercicios de impacto, evitando el uso de escaleras, rampas y evitando agacharse en sentadilla, es recomendable el uso de dispositivos de ayuda de la marcha como bastones o muletas. Un punto importante tanto para el alivio del dolor como para el pronóstico de la enfermedad es la reducción del peso corporal en aquellos pacientes con obesidad o sobrepeso. La terapia física guiada por un medico especialista es de muchísima ayuda.

Rutinariamente para el control del dolor se utilizan medicamentos analgésicos antiinflamatorios e inyecciones periarticulares. La necesidad de tratamiento quirúrgico asi como la decisión del procedimiento por realizar depende de la edad y requerimientos del paciente asi como la enfermedad y su severidad.

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El dolor articular es el motivo mas frecuente de consulta al ortopedista y son múltiples las situaciones que lo puede condicionar.

Es muy importante determinar ¿Cuál o cuáles son las articulaciones afectadas? ¿se trata de articulaciones pequeñas o grandes? ¿existe algún antecedente de importancia? ¿Cómo empezó el dolor? ¿Qué síntomas lo acompañan? Cada grupo de edad e incluso cada sexo tiene sus causas más frecuentes. Un examen clínico detallado, con un interrogatorio amplio y una exploración bien dirigida permiten hacer un diagnóstico más certero de la causa.

La evaluación médica debe de ser complementada con estudios de imagen y laboratorio de acuerdo con el criterio del especialista. La evaluación radiológica en dos proyecciones es una excelente herramienta diagnostica que permite evaluar gran parte de las causas del dolor articular.

Independientemente de la causa, existen datos de alarma que son indicativos de un problema mayor y por tanto ameritan de evaluación y manejo urgente:

• El enrojecimiento articular que se acompaña de calor e hinchazón.
• La fiebre que acompaña el dolor articular.
• Aparición de heridas o lesiones de cualquier tipo alrededor de la articulación.
• Antecedente de uso crónico de anticoagulantes

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